Las algas han sido una importante fuente de alimento en Japón desde la antigüedad. Aparecen en muchas pinturas ukiyoe del periodo Edo, y han dado lugar a una cultura alimentaria y una historia únicas. Incluso hoy en día, una variedad de algas, especialmente el alga kombu, el wakame y el nori, aparecen en la mesa a diario y son ingredientes indispensables para los japoneses. 

Por otro lado, las algas de la costa de Japón, incluidas las cultivadas, corren el peligro de ser devoradas por los peces o los erizos de mar, en parte debido al calentamiento global, y ahora -en un país tradicionalmente productor como Japón- se depende en cierta medida de las importaciones. Para promover en el futuro el cultivo de algas en aguas exteriores, Japón ha optado por aprender de los ejemplos occidentales y al mismo tiempo idear formas de mantener la cultura única de su país.